08 julio, 2007

Dilemas éticos y VIH/SIDA



Hoy en día, estamos habitando un mundo de grandes avances. La ciencia ha crecido a pasos agigantados en las últimas décadas; avances mediante los cuales los seres humanos estancada día mas cercanos unos de otros, pudiendo hablar así del “desarrollo mundial”. Pero pese a todos estos avances maravillosos, persisten en el mundo las inequidades, las faltas a la ética y a los valores y derechos de las personas.

El área médica por su parte ha sido una de las áreas científicas con mayores avances y con mayores recursos para lograr dichos avances, es así como gracias a la biotecnología muchas enfermedades que hasta mitad del siglo XX eran letales, hoy son simples y poseen soluciones alcanzables por todos. Además de este avance en recuperación de la salud, las políticas mundiales han favorecido la prevención y promoción de la salud, así, gracias a estas técnicas, se ha podido mejorar las condiciones de vida y a la vez ampliar la esperanza de vida a nivel mundial. Pero, pese a todo el esfuerzo por mejorar las condiciones de salud, han surgido nuevas enfermedades, entre ellas, la más temida en nuestros tiempos, el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana).

La detección de los pacientes portadores del virus del SIDA cumple un rol de gran importancia epidemiológica a nivel de comunidad, debido a la alta tasa de contagio que se presenta en los tiempos actuales, considerando también que involucra a pacientes en todo rango etario y toda clase social.

En chile, entre 1984 y el 2005, se notificaron 15.894 casos de VIH o SIDA. Con el paso de los años se nota una tasa de notificación en constante aumento hasta 1991 y luego se estabilizaron entre 2,5 y 3,2 casos por cien mil habitantes. En los años 2004 y 2005 se observa una leve disminución; lo mismo ocurre con el caso de notificación de VIH.

La distribución de personas por sexo, nos muestra que el en todos los quinquenios el número de casos de hombres supera al de mujeres. Se observa también que hay un aumento creciente de mujeres, acortándose la brecha entre hombres y mujeres.

Por otra parte, al analizar la distribución pro edad, podemos observar que la tasa mas alta se da entre los 20 y 49 años de edad.

En el punto de diagnóstico de la enfermedad se genera un gran dilema y conflicto de intereses, puesto que por una parte es necesario para el tratamiento precoz y para la prevención del contagio de más personas por ignorar el portador que padece la enfermedad. Por otra parte, al momento de realizar el examen se obliga al paciente a dar sus datos personales, pasando a llevar su confidencialidad, por lo que este puede suponer que dicho resultado se difunda, teniendo por consiguiente el temido miedo a la exclusión (laboral y social), y al desprestigio social, causado por múltiples factores, entre ellos, la falta de conocimiento sobre la enfermedad, los mitos sobre el modo de transmisión(que piensa que una persona infectada, ha tenido malos hábitos de vida, relacionándolos la mayoría del tiempo con homosexualidad, drogadicción y prostitución), los prejuicios, las informaciones irresponsables de los medios de comunicación sobre la epidemia, el hecho de que el SIDA en nuestro tiempo sea una enfermedad incurable, etc. A causa de esto muchos portadores no son diagnosticados, ya que se siembra un ambiente hostil en torno al examen y a sus posibles consecuencias. Es por esto que debemos estar dispuestos como enfermeros a acompañar al paciente durante todo el proceso que dure la enfermedad, debemos realizar el recorrido en conjunto con el paciente con paciencia, amor y profesionalismo.

Uno de los problemas éticos que surgen a causa de esta enfermedad es la del secreto profesional, importante actividad del equipo de salud. Generar en el paciente la confianza necesaria, garantizando un ambiente seguro y la mantención del secreto del diagnóstico, es el pilar fundamental de la relación entre enfermera/paciente.

El dilema comienza cuando aquellos que son portadores pueden infectar a terceras personas, muchos profesionales de la salud se cuestionan hasta que punto es ético mantener en silencio el diagnóstico, sabiendo que su silencio puede causar la infección a otro ser humano, así, el secreto se mantiene hasta ciertos límites, no siendo considerado como una obligación absoluta.

Para resolver este conflicto ético, el equipo de salud debe estudiar cada caso por separado, se debe tomar en consideración que la salud no es solo un bien personal, sino también un bien social, por lo que debe analizase si existe riesgo para terceras personas de infectarse. En esta situación se debe educar y estimular al paciente a afrontar su diagnóstico y asistir e informar a su pareja sexual para que esta tome la prevención del contagio. Si el paciente se niega a revelar su condición a su pareja, el equipo de salud, debe priorizar la necesidad de disminuir la posibilidad de contagio para la pareja y romper el secreto si la condición lo amerita. De esta forma, asegurar el no futuro contagio vertical que podría ocurrir en caso de gestarse un bebé. Por otra parte, la revelación del secreto no debe ser basada en falsos alarmismos, pues se debe aclarar que la convivencia diaria sin relaciones sexuales con un portador de VIH no reviste peligro para terceros. Así, una primera conclusión importante es que, a la luz del valor de la vida humana, el secreto profesional no es un valor absoluto, y que bajo ciertas condiciones puede ser revelado.

Dentro de la ética que involucra el SIDA está preocuparse que el paciente se adose a un programa de tratamiento indicado por el médico, el que en estos momentos es una patología AUGE, lo que garantiza que todo paciente infectado que lo requiera, recibirá su tratamiento, esto en pro del principio de justicia.

A nivel hospitalario otro dilema que surge es la predisposición a atender a los pacientes, es decir el respeto a los enfermos, puesto que a pesar de la existencia de normas de precaución universales, las que nos sugieren tratar a todo paciente como posible portador de VIH, suele generarse un conflicto ético ante la posibilidad de atender a una persona ya diagnosticada infringiéndose el principio de no maleficencia al retrasar la atención o al brindarla de una manera no óptima. Esto no significa que debamos atender al paciente portador de una forma normal, sino que saber su condición de infectado, me da la posibilidad de tomar mas precauciones para evitar el contagio, con esto nos referimos por ejemplo al manejo de fluidos corporales.

Debemos velar como profesionales con personal a cargo, que este cumpla con las normas de precaución universales, ya que estas protegen al personal de contagios, como a su vez, protegen de igual manera al paciente de sufrir contagios de parte del personal.

Si bien es cierto que el recinto hospitalario tiene la obligación de atender y apoyar a las personas infectadas, debido a que en su situación de enfermo se encuentran en una condición de fragilidad y sufrimiento, en ciertas circunstancias, es lícito que como personal de salud nos neguemos a atender a un paciente infectado, en condiciones en que consideremos estar más proclives al contagio, pero tal como está estipulado en el código de ética, debemos asegurarnos que este paciente reciba la atención correcta y oportuna que requiera, y en caso de que no se pueda bridar la atención en salud por otros profesionales, deberemos nosotros mismos obligarnos a atender al paciente, maximizando las medidas de precaución, en virtud de nuestra profesión, pues la enfermería, mas que cualquier otra profesión en donde se atiende a un cliente, se envuelve en un mandato ético y moral que debo imponerme, ya que mis conocimientos están para salvar a otros.

Ahora, analizando la situación de un enfermo de SIDA, en estado terminal, cabe destacar que todo enfermo en su situación tiene derechos: de ser respetados, a ser tratados como seres humanos íntegros hasta el último de sus días, a recibir una atención personalizada, a participar en las decisiones que afecten o cambien los cuidados que reciba, que se le apliquen los cuidados paliativos que sean necesarios, a recibir una respuesta verídica y adecuada a sus preguntas, no ser discriminado por el hecho que sus decisiones puedan ser distintas a las de quienes les atienden, ser tratado por profesionales competentes que estén capacitados para la comunicación y que puedan ayudarle a enfrentar la muerte en paz y con dignidad.

En relación a la prueba de nuevos tratamientos para combatir esta enfermedad, nos surge nuevamente un dilema ético, el cual sugiere un conflicto de intereses, que por una parte para probar la eficacia de nuevos tratamientos es necesario identificar un número elevado de voluntarios dispuestos a nivel mundial (siendo este el ideal de una muestra en estudio), pero a lo largo de la historia, como ocurrió en Estados Unidos, se ha visto que se han vulnerado los derechos humanos de las personas a conocer el tratamiento y los riesgos que este supone para la salud, incitando a cambio de dinero o comida la aceptación de la experimentación.

Por otra parte, como todo en la medicina, necesita de experimentación para aprobar nuevos tratamientos, y el virus de VIH, al ser especie específico humano, necesita la experimentación en personas, lo que puede propiciar a que se comentan abusos y que se generen comportamientos irresponsables y no éticos.

También hay consideraciones sociales y médicas. Los voluntarios en un estudio de vacuna contra el VIH se seroconvertirán, saldrán positivos a la prueba de anticuerpos del VIH aunque no tengan el virus en sus cuerpos. Ellos pueden sufrir la misma discriminación que las personas infectadas, en trabajo, vivienda, seguro médico o de vida, e inmigración.

En chile, el tema del VIH, está ampliamente abarcado, dándole su merecido respeto y preocupación al ser una enfermedad que puede infectar a cualquier persona, en cualquier situación, de cualquier edad o condición económica, es por eso que CONASIDA, fundación creada en 1990 (Comisión Nacional del SIDA), en conjunto con el Ministerio de Salud, se ha preocupado de generar tácticas de prevención de contagio y disminución del impacto del VIH/SIDA a nivel nacional , además de proporcionar un número de informaciones que es gratuito y confidencial, al cual se puede llamar todos los días de la semana. Fono: 800378800.-

"A la larga, si se desarrolla una vacuna exitosa y se vacuna al mundo entero,
todos seremos seropositivos. Y el significado de ser VIH+ cambiará".