08 julio, 2007

Caso: Consideraciones bioéticas de Ashley


Se sabe que actuar sobre el dolor, constituye sin duda un objetivo de la Medicina. Pero ¿qué sucede cuando el dolor es mental y la medicina, encarnada en la figura de médicos de ‘acción’, instituye procedimientos a veces muy cruentos, en afán de dar ‘alivio’ al imaginario de las personas?. El caso de una niña de 9 años, con severa discapacidad mental y padres que consienten en una particular estrategia terapéutica, nos enfrenta a complejas cuestiones éticas que sugieren el interrogante acerca de qué cura la medicina.

El caso Ashley recientemente difundido en medios periodísticos (primer semana de enero del año 2007) refiere a la situación de una pareja de padres estadounidenses cuya hija discapacitada por encefalopatía, es sometida a un tratamiento médico-quirúrgico, con el presunto fin de mantenerla para siempre como una niña. Cuadro que la pequeña cursa con ausencia de funciones neurológicas (no puede caminar, ni hablar, ni mantener su cabeza erguida, ni tragar), con edad mental que no supera los tres meses y habiendo sido la niña sometida a un polémico procedimiento consistente en la aplicación de técnicas de remoción de útero, glándulas mamarias y apéndice, junto a la administración de hormonas para frenar su crecimiento. Es interesante destacar que la noticia dice textualmente: “Hace tres años sus padres decidieron iniciar un tratamiento para impedir que Ashley continúe creciendo: le hicieron sacar el útero, operar las mamas y le dieron hormonas para evitar su crecimiento”.

EL PROBLEMA La situación así expuesta nos remite a distintas consideraciones bioéticas, las que pueden quedar depositadas en distintas preguntas:

Las acciones profesionales llevadas a cabo ¿forman parte de una Beneficencia (a ultranza) o bien derivan de una Autonomía (ilimitada) de los padres?

¿La información vertida por los médicos y luego consentida por los padres ¿en qué magnitud si fue brindada por razones envolventes condicionan la convicción parental, de que dichas estrategias constituyen la opción adecuada?

¿Cuánto incide en la transmisión de información y recomendación, las propias creencias o intereses de los profesionales?

¿Cómo asegurar de que la estrategia seleccionada no introduzca alguna situación de daño, con consecuencias psico-físicas a mediano o largo plazo?

Si el principio bioético de No-Maleficencia obliga a no hacer daño intencionadamente. ¿Cómo definir entonces, el margen de acción entre las obligaciones de No – Maleficencia (“Primum non nocere” y de Beneficencia?

La representación de niña eterna ¿repararía el narcisismo herido de los padres tal vez con sentimientos de culpa, ante la patología de la hija?.

¿Ha sido considerada por el equipo profesional, la conveniencia de realizar por equipo de Salud Mental, una tarea psíquica de elaboración de duelos, en el drama global de estos padres?