08 julio, 2007

"The constant gardener" (El jardinero fiel)

Sida. África. Inmoralidad. Compañías farmacéuticas. Dipraxa. Tuberculosis. Contubernios. Bolsa de valores. ¿Ficción o realidad? Consentimiento informado. Muertes por efectos secundarios de medicamentos y compromiso humano son tan sólo algunas de las alusiones -mejor sería llamarlas vivencias- de la novela El Jardinero Fiel, de John Le Carré.

Desde hacía mucho tiempo que no veía una película de tal calidad de contenido, cinematografía y realidad. Es de aquellas películas que se te pega a la mente por varios días incluso después de haber salido del cine, cumple con la potencia, la belleza y la crudeza que una filme perfecto.

Esta película es de aquellas en que la ficción y la realidad se entremezclan constantemente, a tal punto de con frecuencia no saber si la ficción proviene de la realidad, o si esta es semilla de la ficción. Una película de dulce y agraz, donde por una parte encontramos una romántica y pura historia de amor, y por otra, nos encontramos con la amargura y frialdad con la que son tratados muchos seres humanos en nuestro planeta, solo por vivir en pobreza y sin recursos, nadie responde ni vela por ellos, su seguridad ni por su vida. Es quizás este el único error cometido, permitir que los espectadores se concentren en la historia romántica dejando casi en un segundo plano la fuerte crítica que apunta a la empresa farmacéutica como culpable de atentados antiéticos contra la vida.

Grabada y basada en la situación de Kenia, una región desértica plagada de enfermedades donde el diario vivir consiste en la convivencia con la miseria bajo constante amenaza de de redadas y vandalismo. Kenia es solo una de las muchas naciones que combate constantemente contra la epidemia del SIDA entre otras muchas preocupaciones del área médica. El pueblo de Kenia esperan mucho tiempo en grandes listas para recibir tratamiento médico, algunos de los cuales parecen ser un tanto dudosos para una joven activista llamada Tessa Quayle (Rachel Weisz).

Luego de sus investigaciones, Tessa es encontrada muerta. Su esposo Justin, un tranquilo diplomático inglés es repentinamente bombardeado con supuestos secretos que su esposa le estuvo escondiendo.

La historia de Le Carré se desarrolla con Justin, siempre feliz en su jardín que lo reconforta de cualquier realidad severa, improvistos y eventuales triunfos en las averiguaciones que lo llevarían a descubrir los misterios que se escondían tras la muerte de su esposa.

“El mundo es nuestra clínica”, “drogas desechables para personas desechables” y “ no estamos matando a nadie que no hubiese muerto de cualquier forma” son las banderas de lucha que utilizan las compañías farmacéuticas de investigación para validar los distintos estudios que se pueden realizar en la población civil, sin un consentimiento que refleje la verdadera voluntad de las personas, la cual debe estar basada en una correcta información sobre beneficios y riesgos a los cuales se expone al ser sometido a los tratamientos experimentales. Esto es el reflejo de lo que en la película ocurre al dejar sin opciones a las personas de elegir entre tratamientos y forzarlos a acceder solamente al tratamiento con Dipraxa, medicamento que tiene variados efectos adversos en su administración, destacando una alta mortalidad de pacientes y omitiendo toda esta información a la opinión pública.

La utilización de “conejillo de indias” en la prueba de nuevas drogas de experimentación nos lleva a pensar en este término utilizado comúnmente, el cual está basado en la utilización de personas de manera desmedida y déspota, las cuales no tienen los recursos económicos y educacionales para comprender y negarse a los estudios en los cuales pueden participar, los cuales pueden generar mas daños a la salud que beneficios.

Es necesario la función de los gobiernos, o de una organización con poderes legales que vele por el cumplimiento de todos los derechos humanos en general y éticos en salud, cuyo fin único sea el bienestar y la vida de las personas, sin pasar a llevar las de otras en el intento de curas para las enfermedades.

También se deja entrever en la película, el monopolio que mantienen las empresas en general, en donde se pasan a llevar los derechos de las personas, por un fin económico, legando a eliminar a los seres humanos que se atrevan a entorpecer el desarrollo de su estrategia comercial. Ejemplificado en la película, está la muerte de Tessa, la cual por el solo hecho de investigar y en intento de dar a conocer a la luz publica las faltas con respecto a la ética que estaban ocurriendo en África.

La línea entre ficción y realidad se ve difusa al plantear la idea de una coalición entre as empresas multinacionales y los gobiernos en general, los cuales se cubren mutuamente las espaldas y pasan por alto las infracciones a los derechos humanos, haciendo de las realidades, secretos a voces que nadie se atreve a denunciar.


"Nada en esta historia, y ninguna entidad o empresa, gracias a Dios, está basado sobre una persona o entidad actual en el mundo real. Pero les puedo decir esto: al progresar por mi viaje a través de la selva farmacéutica, me empecé a dar cuenta de que, en comparación con la realidad, mi cuento es tan dócil como una tarjeta postal".

(Le Carré).